Ir al contenido principal

Hechos reales basados en una historia


Los profesores de instituto probablemente sean los que guardan una visión más pesimista de este mundo. Ante sus ojos van deambulando año tras año nuevas generaciones de adolescentes con la apatía recorriéndoles las venas. Que sea un maestro con las pintas de Woody Allen y esa actitud descorazonadora el personaje de En la casa con el que más se identifica el espectador, convirtiéndose ambos a la vez en víctimas de una trama perversa, le asegura al filme una lectura repleta de sarcasmo y lucidez.

La crítica al sistema educativo no podía faltar en una cinta que parte de las aulas de un colegio público francés. El centro acaba de reinstaurar el uniforme como medida para atajar las desigualdades sociales entre los alumnos, ejemplo perfecto de la deriva paternalista y ridícula que ha ido tomando la enseñanza con la incursión de los padres en la materia. El discurso del profesor Germain ante el director del instituto tras ser reprendido por dejar en ridículo a un estudiante, que no alumno, es el resumen ideal de un modelo en decadencia.

Pero evidentemente, la educación no es la principal diana de la película de François Ozon. Los dardos apuntan en múltiples direcciones y acierta en todos los blancos, sobre todo por la vía del humor sarcástico. Para nuestro regocijo, el profesor de literatura tiene como esposa a la encargada de una galería de arte (magnífica Kristin Scott Thomas), con la que mantiene encendidas discusiones sobre el concepto del arte, en su mayoría resueltas con la mirada de escepticismo de Fabrice Luchini. Cada uno de los proyectos que propone para exposición, a cada cual más transgresor o escandaloso, supone un duro golpe para otro ámbito sumergido en las profundidades de lo grotesco.

Retratar las sandeces en torno al arte contemporáneo, sin embargo, es otro aspecto secundario de la película. El proceso de creación de una obra literaria, a cargo del único alumno prometedor de la clase, es el que sirve para hilvanar una historia por capítulos que despierta el morbo enfermizo del maestro y por supuesto también del espectador. Porque mientras el profesor va construyendo y reconstruyendo los textos de su estudiante, guiando las tramas, perfilando sus personajes, no dejamos de tener en cuenta un pequeño detalle: la ficción influye en la realidad de un compañero de instituto.

En la casa es una vuelta de tuerca maquiavélica a ese recurso tan manido del basado en hechos reales. El reclamo se invierte y ahora el morbo consiste en comprobar cómo se interviene en esos acontecimientos para adaptarlos a las necesidades del guión, para captar el interés de un lector/espectador ávido de estímulos constantes. En ese sentido, la película triunfa de forma clamorosa a la hora de crear ese clima de tensión incesante, que mantiene atrapado, apenas sin respiro, durante todo el metraje.

El único problema es el mismo que plantea el profesor al alumno cuando el relato ya se encuentra en estado avanzado, con el destinatario plenamente inmerso. Es el momento de cerrar con broche de oro, a poder ser con sorpresa o golpe de efecto. Y en ese instante álgido, con la tensión a flor de piel, En la casa concluye la trama del alumno voyeur de forma precipitada y un tanto inverosímil. La lección que parece tener aprendida el maestro en la ficción es incapaz de aplicarla el guión de la cinta. Superada la premisa sugerente y el desarrollo adictivo, es una lástima que la resolución desinfle la que podría haber sido una gran obra maestra.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Próximamente: 3 proyectos de lo más intrigantes

Verano suele ser sinónimo de taquillazos. Grandes superproducciones cargaditas de efectos especiales pero con escaso ingenio. Este año, además de superhéroes, sagas vampíricas y videojuegos que saltan al cine, se nos avecinan proyectos de un calibre distinto. Propuestas innovadoras rodeadas de misterio, tanto dentro como fuera de la pantalla, que no recelan de la tecnología pero que tampoco nadan en las plácidas aguas del entretenimiento más puro . Tienen a sus espaldas grandes campañas publicitarias, milimétricamente estudiadas, pero son películas que se venden por sí solas. Inception Christopher Nolan, el director que estrujó nuestros cerebros con Memento , parece que volverá a hacernos trabajar en su nueva película. Inception , traducida aquí como Origen , supondrá un nuevo reto sobre la mente humana y, a juzgar por el espectacular trailer, un desafío a las leyes de la gravedad. Leonardo DiCaprio encarna a Dom Cobb, especialista en apropiarse de los secretos del subconsciente ajeno

Haciendo aguas con el Poseidón

Sirva de advertencia que me encanta el cine de catástrofes. No he visto El coloso en llamas , la primera que viene a la mente cuando mencionamos el género, pero Terremoto o Aeropuerto o las más recientes Pánico en el túnel o Un pueblo llamado Dante’s Peak se encuentran bien ancladas en mi memoria. Me da igual si se trata de incendios, erupciones volcánicas, terremotos, tormentas, inundaciones, hundimientos o una thermomix de todas ellas. Me da igual que este tipo de filmes sean de dudosa calidad cinematográfica. Las catástrofes en la pantalla me gustan (¿debería hacérmelo mirar?). Y probablemente eso no juega en mi favor a la hora de analizar una película como Poseidón . Sin embargo, gracias a la experiencia acumulada con los años y tras múltiples visionados de auténticas tragedias colectivas, uno acaba adquiriendo cierto criterio para diferenciar las grandes producciones de sus fotocopias de bajo presupuesto. Y puedo asegurar que Poseidón , auténtica apología del cartón piedra, pe

Dos maduritas cachondas

Es el pretexto ideal para una película porno. Un joven cachas se cepilla a la madre de su mejor amigo una noche de borrachera . Al descubrirlo, el otro se dirige sin miramientos a la casa de al lado y hace lo propio con su mamá, conformando un cuadrilátero de infinitas posibilidades que es una lástima que esta película australiano-francesa no llegue a explorar. Porque la cinta, señores, se toma en serio la premisa y en vez de extender el delirio con tríos, incestos y escenas gay-lésbicas busca convertir en drama un argumento de risa. Lejos de derivar esta absurda historia de amores cruzados en una tragedia griega, Dos madres perfectas encima se recrea con cierta sorna en los momentos más bochornosos . “¿Cómo te sientes?” le pregunta Naomi Watts, una de las madres a su mejor amiga cuando ambas descubren su particular intercambio de hijos. “Muy bien, mejor que nunca”, le responde sin apenas pestañear Robin Wright para a continuación ofrecernos un plano de ambas con cara de satisfa